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jueves, 13 de noviembre de 2008

Chaza, arte callejero

Publicado por kitsch



Chaza- así lo conocen sus amigos- Nelson Calderón está allí, parado ante un semáforo cerca del centro comercial Unicentro de la ciudad de Medellín. El día está frío no tan soleado para un trabajo continuo de malabares, la nubes negras empiezan a apoderarse del cielo, derramando leve lluvia sobre el pavimento, el flujo de carros cada vez aumenta y los pitos sonoros de éstos no parecen encontrar fin. Chaza está emocionado, cada pito parece alegrarlo, y dice en voz alta: “Hoy sí es el día”. En una incesante actitud, espera que el semáforo muestre esa luz roja señalando que su trabajo debe comenzar. Sólo lo acompañan sus clavas, su gran implemento de trabajo como él mismo dice: “¿éstas? Estas son mis clavas, son mis parceras, son las que me dan de comer” y con una carcajada pronunciada acababa diciendo “ah es que estas clavas son todo para mí”.
Allí en uno de los semáforos del cruce vehicular se suma otro artista, él revela más años que Nelson, su cara está totalmente maquillada, su vestuario blanco y amarillo con telas colgadas muestra más preparación que una misma guerra avisada y lleva consigo tres sombreros y un perro negro con manchas amarillas mucho más arreglado y perfumado que él. Está ahí, haciendo su espectáculo con sus sombreros, su perro con un baile poco peculiar se sostiene en sus patas traseras esperando que su amo termine su acto artístico.
Chaza ya no está tan sonriente, su actitud cambia, su cara revela angustia, al parecer la presencia del artista con sombreros no es de su agrado, es totalmente distante y lo único que menciona es su afán por conseguir dinero e ir al semáforo a contemplar y jugar con sus “parceras”. Cada luz verde es una oportunidad para que Nelson mencione esos lugares donde se reúne con sus amigos, con sus parceros, “sí, esos que hacen arte como yo, para muchos sin razón y para nosotros dueña de nuestra pasión y por supuesto dueña de nuestro alimento” y ríe a carcajadas, cada anécdota es una celebración constante para él, como si estuviera solo y fuera payaso solitario, no le importa si los demás le encuentran gracia a sus cosas porque él siempre les encuentra agrado y es lo netamente importante.

La Red Juvenil es el lugar del que Chaza habla con tanto fervor y al que invita a conocer como un refugio de cultura y arte.
Está allá, en el centro de la cuidad, muy cerca de las Torres de Bomboná, y sin embargo totalmente desconocida para todos.
Allí es, aproximadamente a tres cuadras de la Torres. Su fachada es totalmente alegre y transmite más euforia y revolución que un mismo Ejército. Sus colores fuertes en la pared y sus dibujos como dos armas dibujadas en la parte superior de la puerta o instrumentos musicales en un fondo verde con plantas decoradas dan a conocer y hacen resaltar ese lugar de los demás, ese sitio tan desconocido para tantos y tan agradable para tan pocos. La puerta, grande y en madera acabada, se encuentra cerrada, pero un golpe fuerte se escucha adentro. Cuando se abre la reja y el portón, se asoma un hombre moreno, pequeño aproximadamente de un metro con sesenta y cinco centímetros de estatura, con perforaciones en sus orejas y cara, con ropa ajustada y totalmente emparchada en símbolos de Anarquía, sí, ahí está, es Chaza con la cresta en el cabello más pronunciada que nunca. Nelson, con una sonrisa enorme saluda a todos, como el rey de la fiesta, como el amigo del pueblo invita a recorrer este lugar. El olor a viejo y escondido es evidente y se combina con el olor fuerte de la pintura que estaban utilizando para la pared, cada rincón está forrado en calcomanías protestantes, sobre política, las paredes pintadas de colores vivos no pueden tapar lo antiguo y acabado que está es lugar y de ellas cuelgan cuadros con el mismo contenido de las calcomanías, protestas y más protestas. Los corredores parecen inundados de jóvenes artistas, cada uno practicando sus malabares y sonriendo a todo el que pasa, sólo se escucha murmullos, al parecer todos están metidos en su cuento y respetan el silencio del lugar. Ahí en el rinconcito al lado de la llamada recepción está la sala para los invitados con unos sofás más deteriorados de lo normal y también en colores vivos azul y amarillo que se hacen acogedores según Chaza.
Su actitud parece haber cambiado, sus clavas ya no lo acompañan, su discurso es extenso y preparado, ya no habla de su labor en los semáforos, ahora habla de su revolución constante, de sus disgustos políticos, y sobretodo, de sus luchas contra las injusticias de los más poderosos. No se escucha tan convencido al hablar de su trabajo como fuente de sostenimiento y alimentación. Nelson habla, habla, cada vez más, está feliz mencionando sus labores políticas. En un ir y venir saluda a todos sus amigos que llegan al lugar (rastas, punkeros, rockeros) y continúa hablando, mueve sus manos manotea un libro negro, delgado y pequeño, además en su afán por hablar de injusticias y revolución seca su garganta cada segundo más. Al final menciona sus clavas, en una especie de actitud poco entendible. Corre al parecer por ellas, en un instante está allí, en el patio de esta casa tan antigua estructuralmente pero con un ambiente impresionantemente juvenil. Chaza está feliz lanzando sus “parceras” color fucsia totalmente encendido, está inquieto, su cuerpo lo delata, vuelve a tomar asiento y retoma su discurso, ahora puede hablar de malabares, ahora quiere contar lo bien pago que es este trabajo con dedicación. Habla del semáforo cerca a la treinta y tres y dice: “ahí me conseguí Cien mil pesos “ y mueve la cabeza como diciendo que no todos los días son así, “ hay días flojos donde me gano más o menos veinte mil o treinta mil pesos “ con cara de preocupación menciona que del en el sitio que esté ubicado dependerán sus ingresos. “El barrio Laureles es un buen lugar para recoger dinero”

“¿Los malabares? Los malabares son artes, son únicos, y sí, las clavas son fuentes de recursos y sostenimiento, para mí es rico poder unir pasión y dinero” y terminó con la misma carcajada que lo hizo sobresalir en todo su discurso.


1 comentarios:

Unknown dijo...

mujeres me parece una forma muy irrespetuosa de difundir una recolección de información que pretendieron hacer de mi, con una finalidad falsa y anexxando momentos que jamas existieron como lo del artista de los sombreros que mencionan en su narración, ya sabran a lo que me refiero. Con respecto a lo mencionado de la red juvenil, me parece a parte de irrespetuosas las descripciones subjetivas que hacen sobre el lugar; que es inoportuno publicar en este espacio los comentarios sobre las calcas y los cuadros que nombran de "protesta y mas protesta".
Que lastima que los procesos sociales y las propuestas culturales, se tengan que cerrar y negarce a ser manipulados como objeto de investigación por grupos amarillistas e irrespetuosos tales como el suyo y por ello es mejor solo utilizar los medios que nosotras y nosotros creamos, para difundir nuestros puntos de vista, procesos, reivindicaciones y alternativas antes de dejarlos en manos de estudiantes inexpert=s como ustedes que lo unico que pretenden es seguir el juego a las estructuras creadas por los masmedias para ridiculizar la situación actual del pais y de lo que en él acoge por la desigualdad social; camuflando la realidad de las y los artistas que trabajan en las calles como propuesta de autogestión, y las verdaderas reivindicaciones que tienen procesos juveniles que aun creen en un mundo en el que no seamos libres solo para poder comprar.

con indignación por su desprestigiante yb repugnate comentario.

La chaza odioxa.

Odiopunkore@hotmail,com